Cuenta la historia, que cuando Dios estaba preparando el mundo,
y pidió que cada árbol eligiera la época en la que cada uno
de ellos quisiera florecer y así, embellecer la tierra.
Y en un estallido de alegría comenzaron todos a gritar:
“otoño, verano, primavera!”
Pero Dios vió que ninguno elegía la estación de invierno,
entonces preguntó:
¿Por qué nadie elige la época de invierno?
Cada uno tenía su razón. ¡Muy seco! ¡muy frío!
... muchos incendios!
Entonces Dios pide un favor...
Necesito al menos un árbol,
para florecer en el invierno,
que sea valiente y capaz de enfrentar el frío,
la sequía, las quemas y en ese frío poder embellecer el mundo...
Se quedaron todos en silencio.
Fue entonces que un árbol callado y tranquilo al fondo,
sacude sus hojas y dijo: ¡Yo voy!...
Y Dios con una sonrisa preguntó:
¿Cuál es tu nombre?
¡Me llamo Lapacho, Señor!
Los otros árboles,
quedan espantados del coraje del Lapacho
quedan espantados del coraje del Lapacho
y su locura de querer florecer en invierno.
Entonces Dios respondió:
Por atender mi pedido te haré florecer en el invierno
no sólo con un color, sino con varios,
para que también en invierno,
el mundo sea colorido.
Tendrás diferentes colores y texturas
y tu linaje será enorme.
y tu linaje será enorme.
Y así Dios hizo uno de los más hermosos árboles
que da color al invierno.
Y así tenemos al Lapacho:
blanco,
amarillo,
amarillo del pantano,
amarillo de la hoja lisa,
amarillo niebla,
rosa,
púrpura,
morado.
Ojalá, podamos ser como el Lapacho,
y siempre florecer en los inviernos de la vida.
Fuente: Quepasachaco