Tres
de cada cien personas mayores de 65 años tienen neumonía
anualmente. El riesgo de que mueran a corto
plazo por causa de la
enfermedad es cercano al 20%, según un estudio conducido por el
doctor Gustavo Lopardo en General Roca -provincia de Río Negro-.
Además, en dicho estudio se observó que un año después del
episodio de neumonía, aproximadamente el 40% de las personas habían
muerto.
Esta
investigación también corroboró que, aunque con un impacto algo
menor, la neumonía también afecta a los adultos más jóvenes,
sobre todo a quienes tienen enfermedades crónicas u otros factores
de riesgo.
Para
proteger a estos grupos de la enfermedad y sus complicaciones, es
primordial que reciban las dos vacunas antineumocócicas de manera
secuencial; de esta forma, tendrán protección contra más de
veinte serotipos de neumococo -bacteria que causa la neumonía-.
El
neumococo se transmite a través de las secreciones respiratorias que
las personas infectadas expulsan al toser, hablar o estornudar.
Los
síntomas son: fiebre alta, tos, dificultad para respirar y dolor
torácico. Posibles complicaciones: otitis, meningitis y
septicemia (infección de la sangre). Además, si bien se cuenta con
tratamientos antibióticos, la mortalidad casi no varió en medio
siglo.
La
vacuna polisacárida protege contra 23 serotipos de la bacteria (que
generan entre el 80 y el 90% de los neumococos en nuestro país),
mientras que la conjugada protege contra 13 serotipos (la mayoría,
compartidos con la polisacárida) pero con una respuesta inmunitaria
más beneficiosa. Las dos son seguras y eficaces.
Ambas
vacunas se aplican por vía intramuscular en el deltoides y pueden
administrarse junto con otras, como la antigripal, pero en distinto
brazo. Las vacunas antineumocócicas se pueden recibir en
cualquier momento, durante todo el año.
Esquema secuencial
Los
mayores de 65 años que no recibieron ninguna de las dos: deben
aplicarse primero la conjugada y a los 12 meses, la polisacárida.
Quienes comenzaron por la vacuna polisacárida, deberán recibir la
conjugada al año.
En
personas con otras condiciones de riesgo: el intervalo entre ambas
vacunas es diferente y pueden ser necesarias más dosis o refuerzos.
Se
recomienda consultar antes con un médico, para que defina el esquema
adecuado para esa persona.
Fuente:
Clinica Trials Intitucional