MEDITACIÓN con la LUNA



Meditación con la Luna


Mucho se ha dicho sobre los poderes regenerativos del sol, sin embargo es muy poco lo que se ha escrito sobre la Luna.

Nuestro satélite natural no posee luz propia, en realidad su luminosidad es la luz del sol reflejada. 

Es decir que cuando practicamos meditación sobre ella, indirectamente estamos absorbiendo la energía solar, pero “filtrada” porque es un reflejo. 

La ventaja de esto es que la intensidad de su luminosidad no es tan fuerte como la del sol, por lo tanto podemos fijar nuestros ojos en ella sin temor a tener ningún daño y durante la cantidad de tiempo que nos resulte cómodo.

En esencia esta meditación nos recarga de energía y hace que todos nuestros niveles de existencia puedan desarrollarse armoniosamente.


Cómo realizarla.

1.- Es preferible realizar esta meditación los días de Luna Llena, por una cuestión de visibilidad, aunque bien podemos realizarla en cualquier otro día siempre y cuando sea visible.

2.- Adoptamos nuestra posición preferida de meditación en un lugar aireado, si es posible realizarla al aire libre es mucho mejor.

3.- Fijamos nuestros ojos en la luminosidad de la Luna.

4.- Practicamos una respiración profunda y nos relajamos.

5.- Cada vez que inhalamos imaginamos que absorbemos la energía de los rayos lunares, que en definitiva no son más que rayos solares filtrados y la expandimos a todas las células de nuestro cuerpo.

6.- En cualquier momento que sea necesario podemos cerrar los ojos y mantenerlos así si nuestra intuición nos lo dicta. 
Cuando podemos los volvemos a abrir para continuar.

7.- Como de costumbre es recomendable dedicarle unos quince minutos por lo menos. Los efectos regeneradores de la energía lunar son similares a los del sol. Aunque la intensidad de los rayos es muy inferior, justamente debido a eso podemos estar mucho tiempo practicándola sin molestias de ningún tipo en nuestros ojos.