Hong
Kong es una de las ciudades del mundo
que se encuentra superpoblada.
El precio del metro cuadrado en la ciudad alcanza precios por encima
de las posibilidades de la mayoría,
viéndose obligados a vivir en
pequeños apartamentos masificados donde cohabitan familias enteras.
Pero
a grandes problemas las mejores soluciones son las creativas, y el
arquitecto Gary Chang, propietario de este apartamento de 32 metros
cuadrados, es capaz de transformarlo en 24 habitaciones completamente
diferentes. La magia detrás de todo esto la hacen posible unos
paneles y paredes correderas metálicas que dan distintos aires al
apartamento, cambiando por completo su distribución. Lo que el
denomina como el “transformador doméstico”.
Si
no supierámos el intrincado mecanismo que se oculta tras las paredes
del apartamento, percibiríamos un amplio espacio que incluso nos
parecería desaprovechado para un lugar como éste. Pero la verdad la
descubrimos al tirar de unas asas que hacen que las paredes se
deslicen a través de unos railes de acero que permiten a Chang
disfrutar de una cocina completa, un dormitorio de invitados, una
biblioteca, comedor, lavadero e incluso un completo spa donde una de
las paredes revelar una bañera extra grande Duravit cuando la
deslizamos.
Para
hacerlo todavía aun mejor y demostrarnos cómo se puede vivir
lujosamente en un espacio tan pequeño, el apartamento posee una
pantalla de cine del tamaño de una pared que se baja con tan solo
pulsar un botón, una ducha con cromoterapia y masajes, que también
funciona como una sala de vapor. Pero Chang argumenta que, aunque
está encantado con su casa, las paredes que se mueven son de baja
tecnología, y aunque podría controlar la casa desde su teléfono
inteligente, por lo general, prefiere hacerlo de forma manual.
Gary
Chang ha vivido en los mismos 32 metros cuadrados durante casi toda
su vida. Hace casi 40 años, se trasladó al pequeño apartamento no
sólo con sus padres y tres hermanas más jóvenes, sino que además
alquilaron una de las habitaciones a otra persona. Todo esto antes de
poner en práctica el inteligente diseño ideao por el arquitecto.
La
distribución de la casa fue cambiando considerablemente poco a poco.
Los dormitorios fueron desapareciendo para ir ganando espacio, hasta
que tan sólo quedó una única estancia abierta y cargada de diseño
que sería la utilizada para semejante e ingeniosa obra.
Durante
su infancia el espacio se dividía en varias estancias: cocina
pequeña, baño y 3 dormitorios -Chang dormía en el sofá-. En 1988,
cuando su familia se trasladó a una vivienda más grande, Chang le
compró la casa al propietario por 45,000 dólares y comenzó sus
experimentos para diseñar este pequeño espacio, que hoy posee 24
estancias diferentes en una sola.
En
este maxi plano, podéis ver al detalle las 24 posibilidades que
posee el apartamento. Con tan sólo correr unos muros, ganamos o
reducimos el espacio para usar unas cosas u otras. Es una manera muy
práctica e inteligente de vivir.