Consiste en poner a hervir agua en una cacerola y utilizar el vapor que desprende para limpiar las manchas.
Según del tipo que sean las manchas, se añade al agua uno u otro producto de limpieza.
La prenda puede colocarse sobre la cacerola en una rejilla alta o sujetarla con las manos, pero nunca debe tocar el agua porque podría estropearse.
Si hemos tenido que limpiar una prenda de lana de forma algo agresiva y ha quedado un poco aplastada o deformada, vaporizándola conseguiremos que recupere su esponjosidad.
Además conviene añadir vinagre al agua para reformar el color.