Químicamente es un óxido de sodio, un corrosivo muy fuerte que suele formar parte de la composición de la mayoría de los limpiadores del inodoro o de los limpiadores de hornos.
Suele usarse también para hacer jabón y para desatascar las tuberías de baños y cocinas, pero esto último es preferible no hacerlo porque si hay grasa acumulada, al entrar en contacto con la sosa cáustica, forma un jabón que puede solidificarse y atascar el desagüe.
Es mejor emplear otros remedios como la sosa normal con agua hirviendo o el vinagre y un alambre.