A la hora de limpiar una prenda, es fundamental saber si es de seda natural o artificial.
Para ello sacamos una pequeña hebra y la quemamos
con un mechero o una cerilla,
si sólo encoje o se riza y se pone de color marrón claro,
la seda es natural;
si desaparece al quemarse y deja una pequeña cabeza marrón casi negra, la seda es artificial.
La seda natural debe lavarse en agua fría o templada,
plancharse húmeda,
no retorcerse al escurrir y no tenderla nunca al sol.