puede tener problemas con la voz como la afonía y disfonía.
Para quitarla, nada mejor que disolver miel de abeja con jugo de limón y una pequeña
cantidad de agua tibia. Hacer gárgaras cuatro veces al día y la afonía acabará desapareciendo totalmente.
Añadir una cucharadita de tomillo en una taza con agua hirviendo. Dejar reposar
durante 10 minutos, colar y añadir el jugo de medio limón y una cucharada sopera de miel.
Consumir rodajas de piña natural o bien beber su zumo para la recuperación de la
afonía, porque sus ingredientes revitalizan los tejidos de las cuerdas vocales.
Jarabe de higos: En un cazo, echa agua hasta cubrir dos buenos puñados de higos
secos troceados. Añade tres o cuatro cucharadas de miel y cuécelo todo a fuego lento hasta obtener un jarabe de textura pastosa.
Envásalo en un tarro hermético y guárdalo en la nevera.
A la más mínima que notes que tienes que forzar la voz para hacerte oír, toma una cucharadita de este jarabe a temperatura ambiente.
Vinagre: Si tienes la garganta irritada porque has gritado en exceso o porque has
cogido frío, calienta un vaso de vinagre y humedece en él un pañuelo, que deberás atar
alrededor del cuello hasta que se haya enfriado. A pesar de su sencillez, se trata de un remedio natural muy popular para aliviar los dolores de garganta.
Sopa de cebolla: La cebolla suaviza las paredes de la garganta y aclara la voz. Toma
una sopa de cebolla bien calentita. La receta tradicional se prepara rehogando 300 g. de
cebolla troceada en 30 g. de mantequilla y un chorro de aceite. A los quince minutos, agrega una cucharada de azúcar y, cuando la cebolla se haya dorado, espolvorea tres cucharadas de harina. Remueve bien y agrega un litro de caldo vegetal. Deja que se cueza durante media hora y sirve con una tostada de pan cubierta de queso gratinado.
Llantén: El llanten es, junto al tomillo, uno de los desinfectantes naturales más eficaces
de cuantos existen. Para la afonía y la inflamación de garganta combina a partes iguales
llantén y tomillo. Hierve una cucharada rasa de esta mezcla herbal por vaso de agua unos
minutos, deja reposar diez minutos más y filtra. Realiza gárgaras con este líquido, que puedes tragar sin problemas, dos o tres veces al día.
Jugo de col: Para los que se despiertan sin voz y un poco resacosos, nada mejor que
beber en ayunas zumo de col cruda con miel. Aparte de tratar la afonía, el jugo de col
neutraliza la acidez de estómago propia de una resaca y, gracias a la presencia de miel,
acelera la eliminación del alcohol del organismo.
Miel: Con agua calienta y zumo de limón, la miel mitiga la irritación de las paredes de la
garganta, acelera la curación de unas amigdalitis y favorece la recuperación de la voz. Una
sola cucharada de miel contiene desinfectantes suficientes como para atenuar la tos y
contribuir a expulsar la mucosidad. Aunque no haya nada más delicioso que añadir miel a la cuajada o al queso fresco, no olvides que los lácteos aumentan la producción de mucosidad.
Si tienes la nariz taponada, es mejor añadir una cucharada de miel al zumo del desayuno o a la fruta troceada del postre o de la merienda. En ayunas, la miel alivia las molestias de las úlceras, calma el dolor de estómago y ayuda a curar la gastroenteritis. Si sufres estreñimiento con cierta asiduidad, te iría muy bien endulzar las infusiones o la leche con miel, de ligera acción laxante. Además, tiene 10 calorías menos por cuchara que el azúcar.
Una corriente de aire frío puede hacer que una persona se quede sin voz. La sequedad
ambiental no hace más de empeorar la situación, o sea que si te notas la garganta seca, bebe suficiente agua o infusiones que suavicen las paredes de las vías respiratorias, como las de malva y las de regaliz.
El consumo de bebidas frías, especialmente en ambientes con humo, empeora el
estado de las cuerdas vocales. Tanto para mejorar la voz como para proporcionarle más
potencia, te proponemos hacer gárgaras con infusión de agrimonia, un recurso muy usado por los profesionales de la voz.